Los juegos propuestos, además de favorecer en muchos casos el movimiento y la coordinación motora, facilitan el desarrollo de habilidades sociales: escuchar, compartir, cooperar, esperar turnos, tolerar la frustración...

En general, participando en los juegos presentados en esta lección, o en otros similares, se favorece el desarrollo de habilidades comunicativas que permiten mejorar el uso social del lenguaje: conversar, pedir ayuda, expresar gratitud, felicitar por el éxito a los compañeros, pedir disculpas o llegar a acuerdos.

En realidad, el juego es importante a lo largo de toda la vida. Jugar no sólo es cosa de niños, es una actividad muy recomendable a cualquier edad. Las experiencias lúdicas, al activar diferentes regiones cerebrales, favorecen el aprendizaje; además, a edades avanzadas, pueden evitar o frenar el deterioro cognitivo, 

Para terminar esta lección, recojo estas palabras de David Bueno (1)

"Cuando jugamos se activan regiones del cerebro cruciales para la motivación, el optimismo, los estados emocionales proactivos y la fijación de la memoria, como el estriado, la amígdala y el hipocampo, respectivamente. Y otras zonas especializadas en la gestión de las funciones cognitivas más complejas, como la corteza prefrontal, implicada en la capacidad de reflexionar, planificar, decidir y gestionar nuestro estado emocional".

(1) Director de la cátedra de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona.

Procedencia de la cita: prólogo del libro "Cerebro, infancia y juego" de María Couso.

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