El órgano, en la Edad Media pasa a ser un instrumento religioso, y de hecho, fue el único instrumento que se permitía en el ámbito de la música litúrgica.
A pesar de las restricciones impuestas por la religión, cuya influencia durante este período en Europa está fuera de toda duda, la música profana tenía su campo, en contraposición a la religiosa, apareciendo los juglares y trovadores. Estos utilizaban, a modo de acompañamiento (eran medio poetas medio músicos) sencillos instrumentos de percusión o de cuerda (lira, monocordio, etc...).
Posteriormente se utilizó el arpa, guitarra, chirimias y flautas.
Al final de la Edad Media ya se utilizaba un gran número de instrumentos de todo tipo: laudes, guitarras, salterios, violas, cornamusas, órganos portativos, flautas, trompetas, trompas, silófonos, tambores, etc.